Síntomas de trastornos tiroideos

Los trastornos tiroideos pueden afectar una amplia gama de funciones corporales y provocar una serie de síntomas confusos y, a menudo, mal diagnosticados. Debido a que la tiroides, una pequeña glándula que se encuentra en el cuello por detrás de la laringe, regula la producción de energía y el metabolismo en todo el organismo —incluyendo el corazón, el cerebro, la piel, los intestinos y la temperatura corporal— el exceso o la escasez de sus hormonas puede tener un impacto importante en la salud y el bienestar.

A pesar de ello, en una cantidad significativa de personas con deficiencia tiroidea los exámenes de sangre de rutina no detectan la insuficiencia de la hormona tiroidea, lo que deja a los pacientes sin una explicación exacta de sus síntomas.

Estos pueden incluir fatiga excesiva, depresión, pérdida del cabello, aumento inexplicable de peso, estreñimiento, problemas del sueño, confusión mental y ansiedad. Para las mujeres en edad reproductiva puede ser difícil quedar o mantenerse embarazadas.

En cada persona puede haber diferentes sintomas de trastornos tiroideos

Los síntomas de la disfunción tiroidea varían ampliamente de una persona a otra y tienden a desarrollarse de forma gradual, por lo que es posible que ni los pacientes ni los doctores los reconozcan como un problema que debe ser estudiado y tratado.

Los síntomas de una tiroides demasiado activa, o hipertiroidismo, incluyen pérdida de peso, aumento del apetito, ansiedad, insomnio y palpitaciones cardiacas, incluyendo la fibrilación atrial, un factor de riesgo de infarto. Sin embargo, al igual que cuando hay muy poca hormona tiroidea, los ancianos pueden no presentar síntomas obvios y por lo tanto permanecer no diagnosticados.

Desafortunadamente, los adultos mayores experimentan una menor cantidad de síntomas y signos típicos asociados con el trastorno tiroideo. Esto puede dificultar el diagnóstico.

Principales examenes para detector anomalias en las tiroides

Las pruebas completas de la función tiroidea incluyen tres mediciones: de las hormonas tiroxina (T4) y triyodotironina (T3), producidas por la tiroides misma, y de la hormona estimulante de la tiroides (tirotropina o TSH, por su sigla en inglés), producida por la glándula pituitaria para regular la tiroides.

Si el cuerpo está sobreproduciendo la hormona tiroidea, lo que puede ser el resultado de crecimientos anormales llamados nódulos tiroideos, un medicamento antitiroideo como el metimazol (Tapazole) puede bloquear la producción excesiva. También el yodo radioactivo, tomado oralmente en forma líquida o cápsulas, puede usarse para destruir las células tiroideas.

Si como resultado del tratamiento la glándula deja de funcionar, el tratamiento de por vida con la hormona sintética se vuelve fundamental.

Fuente: Nytimes.com

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