Consejos para proteger nuestra piel del sol

Aunque el día esté nublado, no debemos descuidarnos a la hora de proteger nuestra piel del sol, ya que los rayos UV atraviesan las nubes y llegan igual a la piel.

Tomar el sol es una de las actividades preferidas para muchas personas durante los días de verano. Más allá de esto, cuenta con una serie de propiedades que pueden ser más o menos beneficiosas o perjudiciales para el ser humano. A la hora de tomar el sol, es de suma importancia cuidar la piel.

La vitamina D es un claro ejemplo de las cosas positivas que nos aportan directamente los rayos del sol; sin embargo, este tipo de beneficios debe recibirse con el apoyo de una protección especial, como hemos dicho, con el fin de cuidar la piel.

Además del uso de un buen protector solar, otra medida imprescindible para evitar la  proliferación de enfermedades, es no recibir los rayos solares en exceso.

Enfermedades como el cáncer de piel o las quemaduras de grados considerables, son dos de los problemas más comunes a la hora de descuidar el tejido cutáneo.

Vamos a exponer una serie de recomendaciones prácticas para cuidar la piel de los rayos del sol.

1. Protegerse con tiempo previo

La mayoría de las personas ven al sol como una amenaza solo cuando les da directamente. Sin embargo, éste afecta al organismo en todo momento. Por otra parte, la idea de protegerse posteriormente a recibir los rayos del sol de manera directa surge gracias a los tipos de protectores solares.

No obstante, debemos tener en cuenta que la mayoría necesitan de un tiempo estimado entre los 30 minutos para actuar sobre la piel.

Claro está que, esta recomendación depende del tipo de protector solar utilizado por cada persona. Se recomienda seguir las instrucciones específicas de cada producto.

2. Evitar la exposición directa en ciertas horas

No hay dudas de que los rayos ultravioleta (UV) del sol son peligrosos en exposición directa; no obstante, algunos horarios son más nocivos que otros.

Los rayos ultravioletas son altamente mutagénicos, es decir, favorece el desarrollo de mutaciones en el material genético. En el ADN provoca daño al formar dímeros que acortan la distancia normal del enlace, lo que se traduce en una deformación de la cadena.

Algunas personas deciden utilizar el tiempo de descanso al aire libre, ya sea realizando ejercicio, paseando la mascota, montando en bicicleta, nadando o leyendo. El principal problema es la exposición directa al sol durante esos períodos, especialmente en el mediodía, con el fin de cuidar la piel lo más posible.

En los horarios comprendidos entre las 12 del mediodía y las 3 de la tarde el sol se encuentra en su punto más alto, por lo que es más fuerte y las quemaduras mucho más peligrosas.

En ese orden de ideas, se recomienda realizar las actividades al aire libre en horas de la mañana o en la tarde (pasadas las tres de la tarde, aproximadamente).

3. Proteger nuestra piel por medio de la dieta

Los tejidos encargados de conformar la piel no solo pueden protegerse de forma tópica. El organismo necesita diversos nutrientes para encontrarse en condiciones óptimas, y la dieta es la principal forma de adquirirlos.

Así, se recomienda comer alimentos ricos en vitamina E, beta-caroteno, polifenoles y licopeno, entre otros, ya que son antioxidantes y nos ayudan a proteger nuestra piel.

A pesar de ingerir estos productos, no debemos olvidarnos de aplicar siempre cantidades apropiadas de protector solar sobre el tejido cutáneo.

4. No pasar por alto los días poco soleados

A pesar de la interferencia realizada por las nubes en el cielo, los rayos del sol continúan alcanzando la piel, claro está, que en cantidades menos considerables. No obstante, y con base en lo anterior, cuando el día es nublado, también se recomienda aplicar protector solar.

Rostro, cuello, brazos y escote suelen ser los más afectados por los rayos UV. Por ello, la cantidad de protector en estas zonas debe ser un poco más elevada.

¡Tenlo en cuenta!

  • La afectación de la piel depende de su tono. Así, entre más claro, más propenso a sufrir posibles daños.
  • Además, no podemos olvidar que los niños menores a un año son mucho más frágiles y, por ello, no deben exponerse directamente al sol por tiempo prolongado.

Fuente: Mejor con Salud

Leave a reply